Iba buscando un scort en Jerez, pero encontró algo mucho mejor, pues el erotismo de aquella experiencia le dejó marcado el recuerdo hasta tal punto que nunca ha vuelto a sentir lo mismo en otro lugar.

Y esque jamás se le hubiera ocurrido probar el masaje erótico, o el masaje tántrico, sino fuera porque un amigo le llevó allí sin saber a donde iba.

El masaje sensorial elegido fue «Anunnaki Deluxe». Dos auténticas bellezas fueron las encargadas de recibirlos, vestidas con una lencería que aumentaba el calor de aquella sala. Cada pareja entró a una sala cerrando la puerta tras de sí.

Tras la nube de vapor se escondían dos cuerpos, dos almas, una entregada totalmente a la otra, atenta, esmerada y cariñosa, leyendo cada gesto y cada reacción del cuerpo al que dedicaba toda su sensualidad. Piel con piel, él apartaba el pelo de su rostro para poder ver mejor esa mirada y esos labios mojados, mientras se dejaba hacer. Ella, se mordía los labios y deseaba hacerle feliz ante todo. Él se estremecía y susurraba su nombre mientras el la lluvia de esa inmensa ducha se escurría por su piel, llevándose por el desagüe todos los males de aquel dichoso día.

Y sí, ella lo consiguió, Fue feliz al cerrar la puerta de Anunnaki Center tras de sí y se llevó su felicidad más a allá de los límites de aquel oasis al que, sin duda, volvería.