No se si es la sensación de misterio al llegar al centro, no sé si es que llevo una semana pensando en este momento, pero un segundo antes de que me abrieran la puerta estaba nervioso como si fuese la primera vez que me acercaba a una chica. Me abrió la puerta un ángel, una hermosa mujer, con unas curvas que me hacían mirarla más y más, vestida sensualmente, me acompaña a una habitación y empezamos con una ducha, los dos juntos. Cuando se desnuda mi excitación sube a niveles que no recordaba, como cuando tenía 17 años y le veía un poco el sujetador a esa profesora de filosofía que nos tenía locos a todos los compañeros de clase, sin embargo ella me habla muy dulcemente y deja caer el agua por su cuerpo y el mío.
Al empezar el masaje, su cuerpo desnudo junto al mío empieza a acariciarme, cierro los ojos y cada poro de mi piel se convierte en un punto de placer, sus manos, sus pechos y el resto de su cuerpo me hacen sentir un fuego que a la vez abrasa mi deseo y relaja mi mente, el estrés se aleja por segundos. Estoy boca abajo y siento como crece lo que a mis 60 años hacía tiempo que no crecía así. Como si conociera mi cuerpo de toda la vida, susurra en mi oido, date la vuelta, sabe lo que se va a encontrar, sabe que no me queda mucho para sentir como me inunda el máximo placer, sabe que no tiene ni que tocarme mucho más…
Acabamos y me quedo relajado, ella sigue hablándome dulcemente, me ofrece ducharme antes de irme y sale un momento del cuarto, para volver a acompañarme a la salida. En la ducha, relajado, todavía sintiendo placer, dejando caer el agua sobre mi cuerpo, solo pienso en una cosa…..cuando podré repetir con mi ángel…